Antonio era un asiduo usuario de las redes sociales del
momento, había dejado su vida social, de a poco y se había adentrado cada vez más
en su ordenador, ya que pensaba salir de pobre aprovechando lo aprendido en
internet, tenía sueños de grandeza derivados de la falta de oportunidades
laborales que había en su entorno y que lo habían orillado a buscar
alternativas para ganar su propio dinero.
Así pasaron años y en ellos creo amistades virtuales, una de
ellas una mujer que decía ser de argentina, y la cual desde un principio había
sido un tanto atrevida con él, Antonio introvertido y solitario, pensó que no
hacía daño a nadie, teniendo una amistad de esas y se dejó querer.
Pero algo que no había tomado en cuenta, es que en la casa
en donde vivía, por fallas de la red, los servicios como el internet, no
estaban disponibles, hasta que se arreglara el problema que los de la red, no
habían informado a nadie, como no había reclamos, nadie sabía de la falta del
servicio.
Antonio tenía poco de que se había cambiado a esa casa, y
aunque había pocos vecinos a su alrededor, le gusto el barrio, pero nadie le
advirtió de lo que había pasado en su casa, en tiempos anteriores, ritos
satánicos y adoración al demonio se escuchaban los rumores de esa casa, en
donde ahora habitaba Antonio.
Pero entonces con quien hablaba Antonio desde la red de
internet, si no tenía señal, esto lo noto cuando le fueron a avisar los
encargados de la línea telefónica que le daban el servicio, al no creer lo que
le decían, les pregunto a sus vecinos si tenían señal y ninguno de ellos había
adquirido el internet, solo la línea telefónica, el pavor y las dudas, le
llegaron a su mente, preguntas tenia al por mayor, ¿con quien hablaba todas las
noches? entonces, ¿Qué del código de su aplicación?, ¿Quién era esa mujer
ardiente con la que hablaba todas las noches?
En ese preciso momento, la computadora de su escritorio se
prendió sola, y se puso una página en blanco y las letras empezaron a aparecer,
¿Me quieres conocer? No te imaginas
¿Quién soy?, -jajajaja- respondió con un tono burlón, ahí Antonio se dio cuenta
que no era otra cosa que el Diablo.
Como pudo salió de su hogar, y nunca más prendió su
ordenador.
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