jueves, 11 de septiembre de 2014

Pacto de juventud eterna

Luisa Fernandez, mujer espectacularmente hermosa, a sabiendas de lo que tenía, siempre busco tener al mejor prospecto para llegar al matrimonio, así pasaron los años y nada le satisfacía, la hermosura, cada dia con la amargura, se iba acabando, y llego el que parecía ser, el mejor prospecto que había llegado a su vida.

Don Luis de Aragones, un Español que había llegado a México, mandado como embajador de España en la república mexicana, se enteró de la hermosura de esa mujer, y fue al cortejo, ella cayo rendida, mas por los nombramientos que por la gallardía que pudiera tener y sellaron su amor.
Cuando ella viajo a España, al conocer una nueva cultura, no fue lo que esperaba, ella quería codearse con todos los nobles de ese país, algo que no hacía, el esposo de la aun bella dama, entonces a escondidas, empezó a salir a cuanto evento social, conocía.

Esto enojo mucho al embajador, a tal grado de solicitar el divorcio, para lo cual Luisa Fernandez, no estaba preparada, el regresar a su tierra, no era una opción, y menos cuando ella no había querido divorciarse, si no el, entonces empezó a maquilar un plan macabro, para asesinar a su esposo, y así heredar la fortuna de los de Aragones, empezando a darle veneno en todas sus comidas, el diplomático, empezó pronto con los dolores, hasta que al fin, falleció.

Así quedo la conocida, viuda mexicana, que ahora aparte de belleza, era millonaria, ahora si tenía todo lo que buscaba, menos la juventud, que busco por medio del ocultismo llegar a pactar con el diablo, a cambio de su alma, y cerro el trato, pero tenía un problema, la juventud que le prometió el diablo, no podría darse a notar, ya que todos empezarían a murmurar, como no envejecía, entonces viajo de nuevo a México, joven y millonaria y con más de cien años por vivir, que era el trato con satanás.


Pero dentro de la cláusula, que había firmado, entraba que no podría tener contacto con ningún pariente, que la pudiera reconocer, entonces nunca más volvió a pisar lo que fuera su casa, ni a tener contacto con sus padres, hasta que fallecieron los dos, y fue a verlos, ese mismo día envejeció, lo que había recuperado y murió junto con ellos.